Mujeres con ADSL en el medio rural

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Hay veces, navegando por internet, en que me canso de leer el International Herald Tribune y el Physical Review Letters y me digo: "qué cojones, voy a ver unas brevazas y unos culacos". Y así sin más me introduzco en ese pequeño y depravado reducto que son las páginas porno, un gueto donde apenas novecientos millones de enfermos y marginales dan rienda suelta a sus fantasías más criminales.

Sucede que, en una hábil maniobra publicitaria, algunas de estas webs pornográficas han decidido tentar a los usuarios con encuentros sexuales cercanos a su domicilio. Es decir, localizan dónde se encuentra el ordenador en cuestión y a continuación muestran un anuncio personalizado del tipo: "Muchachas con ardor buscan macho en Barcelona". Ésto es muy útil y queda precioso si vives en sitios guays como San Francisco, Chicago o Tokio. Me imagino un banner diciéndote "Bitches in Minnessotta want some cipotes", joder, te lo crees, hasta puede que aparezcas en Minnessotta en busca de un poco de fucking.

Queda un poco más raro y hasta incoherente en otros lugares, sin embargo. Hace poco estuve en mi pueblo, allá en las sierras andaluzas, y, cuál no sería mi sorpresa al conectarme desde allí en una noche ociosa y descubrir la cantidad de jamonas que pueblan Jaén. He aquí unas capturas de pantalla reales (pinchando se amplían):

Intervalos nubosos en la península

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De vez en cuando tiene su cosa lo de madrugar:


Una nueva generación de viejales

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Con la llegada del año 2010 comienza un proceso inexorable de degradación de todos los nacidos en la década de los 70. Efectivamente: alguna gente de los 70 ya ha cumplido 40 añazos. 40 años, uno detrás de otro.

Sí amigos, esos hijosdeputa que antecedieron a la gloriosa generación de los 80 ya están entrando en la senectud. Hasta ahora os las dabais de jóvenes y dinámicos, ay, es que tengo treinta y tantos, nací en el setenta y pico, yo veía La bola de cristal, ay, mira cómo gestiono los asuntos, from the seventies, ay, yo tenía un walkman... Pues ya no, ya no sois guays, entráis en la cuarta década. Oléis a muerto.

A partir de ahora los infames miembros de la generación setentera empezarán a olvidar cosas, echarán (más) buche y a lo mejor un día amagan con bailar al ritmo de algún grupo de su época, yo qué sé, Los Brincos o Rafael Farina, y de pronto ¡bam!, a tomar por culo la cadera. Y por supuesto, compañeros de los 80, no les deis cucharaditas de puré ni les mulláis los almohadones, que nadie ayude al desfile de tarras que se nos viene encima. A lo mejor ahora les ayudan los Madelman o el puto Chanquete.

Parece ser que ya hay grandes colas con los primeros cuarentones de los 70, a las puertas de Seguros Santa Lucía, esperando para firmar un seguro de esos que pagas todos los meses y que, cuando la palmas, te costea el entierro y te ponen acolchadito el interior del cajón. Reconocedlo, ya lo veis venir. La hoz en el cogote.