Hay veces, navegando por internet, en que me canso de leer el International Herald Tribune y el Physical Review Letters y me digo: "qué cojones, voy a ver unas brevazas y unos culacos". Y así sin más me introduzco en ese pequeño y depravado reducto que son las páginas porno, un gueto donde apenas novecientos millones de enfermos y marginales dan rienda suelta a sus fantasías más criminales.
Sucede que, en una hábil maniobra publicitaria, algunas de estas webs pornográficas han decidido tentar a los usuarios con encuentros sexuales cercanos a su domicilio. Es decir, localizan dónde se encuentra el ordenador en cuestión y a continuación muestran un anuncio personalizado del tipo: "Muchachas con ardor buscan macho en Barcelona". Ésto es muy útil y queda precioso si vives en sitios guays como San Francisco, Chicago o Tokio. Me imagino un banner diciéndote "Bitches in Minnessotta want some cipotes", joder, te lo crees, hasta puede que aparezcas en Minnessotta en busca de un poco de fucking.
Queda un poco más raro y hasta incoherente en otros lugares, sin embargo. Hace poco estuve en mi pueblo, allá en las sierras andaluzas, y, cuál no sería mi sorpresa al conectarme desde allí en una noche ociosa y descubrir la cantidad de jamonas que pueblan Jaén. He aquí unas capturas de pantalla reales (pinchando se amplían):
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Queda un poco más raro y hasta incoherente en otros lugares, sin embargo. Hace poco estuve en mi pueblo, allá en las sierras andaluzas, y, cuál no sería mi sorpresa al conectarme desde allí en una noche ociosa y descubrir la cantidad de jamonas que pueblan Jaén. He aquí unas capturas de pantalla reales (pinchando se amplían):